Sinceramente no creo en el destino, simplemente sigo en los pasos de la coincidencia, de la acción-reacción y otros lineamientos planteados por la ciencia. Quizás un pequeño golpe de algo "exterior" te quería hacer reaccionar.
Valparaiso, una ciudad que con un toque bastante sutil, me entrega esa sencación ilusoria de estar por unos segundos mirando al mar en dirección al sur. La situación es bastante peculiar, extraña, imbecil, estupida y hasta caotica, ¿tentar al destino es contraproducente?, entonces no debería hacerlo más, en realidad es confuso todo comienza el jueves recien pasado.
Todo comienza así:
Despúes de conversar con Felipe, un amigo de Villa Alemana, y quedar en que lo visitaría el día viernes comienzan los conflictos, extrañamente 3 personas me dicen no vayas. Más tarde comenzaría la odisea para contactar al Felipe, su celular se descarga, pierde el cargador, y al lograr cargarlo no le entran las llamadas, y porsupuesto el dinero, un grupo de cajeros automaticos confabulados en tu contra te roban $20.000, así como se lee, similar a como un telefono te traga $100, un cajero te traga $20.000, increible, creo que soy uno de un millón de personas que le sucede esta maldita situación.
Pasaje comprado (solo de ida), demasiadas ganas de ir, intenciones y dudas muchas, pero sin miedo, tentando al destino, hasta que este te dobla definitivamente la mano, y un vil ser humano obligado negarse de sus intenciones, que simplemente eran desperjarse y pasar un buen rato con personas agradables, y cumplir una promesa, no romper ilusiones, y una serie de otras cosas más.
Es lamentable pero increible, frustrado llamó a quienes debián enterarse de la situación, sin entrar en detalles, sólo un "no podre ir...".
Finalmente volviendo al "hogar" sin esperanzas, con nada de lo que había salido, "pero que más da", no pasan ni 5 minutos de estar en casa y tocan a la puerta dos sermones "religiosos", "el de arriba no quería que fueses", y por increible que paresca, sumado a lo irrisorio de la situación, uno científico, "Haz escuchado la Ley de Murphy".
Qué más decir, quisiera estar allá, pero estoy sentado al igual que siempre frente a mi computador, escribiendo, un poco apenado y frustrado.
Ich schwöre, sie machen es...
Valparaiso, una ciudad que con un toque bastante sutil, me entrega esa sencación ilusoria de estar por unos segundos mirando al mar en dirección al sur. La situación es bastante peculiar, extraña, imbecil, estupida y hasta caotica, ¿tentar al destino es contraproducente?, entonces no debería hacerlo más, en realidad es confuso todo comienza el jueves recien pasado.
Todo comienza así:
Despúes de conversar con Felipe, un amigo de Villa Alemana, y quedar en que lo visitaría el día viernes comienzan los conflictos, extrañamente 3 personas me dicen no vayas. Más tarde comenzaría la odisea para contactar al Felipe, su celular se descarga, pierde el cargador, y al lograr cargarlo no le entran las llamadas, y porsupuesto el dinero, un grupo de cajeros automaticos confabulados en tu contra te roban $20.000, así como se lee, similar a como un telefono te traga $100, un cajero te traga $20.000, increible, creo que soy uno de un millón de personas que le sucede esta maldita situación.
Pasaje comprado (solo de ida), demasiadas ganas de ir, intenciones y dudas muchas, pero sin miedo, tentando al destino, hasta que este te dobla definitivamente la mano, y un vil ser humano obligado negarse de sus intenciones, que simplemente eran desperjarse y pasar un buen rato con personas agradables, y cumplir una promesa, no romper ilusiones, y una serie de otras cosas más.
Es lamentable pero increible, frustrado llamó a quienes debián enterarse de la situación, sin entrar en detalles, sólo un "no podre ir...".
Finalmente volviendo al "hogar" sin esperanzas, con nada de lo que había salido, "pero que más da", no pasan ni 5 minutos de estar en casa y tocan a la puerta dos sermones "religiosos", "el de arriba no quería que fueses", y por increible que paresca, sumado a lo irrisorio de la situación, uno científico, "Haz escuchado la Ley de Murphy".
Qué más decir, quisiera estar allá, pero estoy sentado al igual que siempre frente a mi computador, escribiendo, un poco apenado y frustrado.
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